
Los ingredientes (para 4 personas)
2 bueyes de mar (mejor si son hembra), 1 cebolla, 1 hoja de laurel, 2 clavos de olor, 4 huevos y 100 cl. de vino blanco seco o cava.
La preparación
Ponemos a hervir una cazuela con agua abundante, la cebolla, los clavos y la hoja de laurel. Cuando hierva ponemos el buey de mar y dejamos cocer una media hora. Enfriamos y reservamos en la nevera. Mientras, habremos cocido unos huevos duros: ya sean “perfectos” o no.
Ya sólo queda partir el buey por la mitad y rellenarlo. Para partirlo, sacaremos esa especie de cola que tienen en la parte interior y con la ayuda de un cuchillo arrancaremos las patas con su carne para que queden como en la foto de arriba.
Y para rellenarlo, utilizaremos la carne que ha quedado oculta en el caparazón. La sacaremos con una cucharilla y la mezclaremos en un plato con el huevo duro rallado y un chorrito de vino blanco seco o cava. Una vez tengamos esta pasta bien compacta, la volveremos a introducir en el caparazón para servir.
La degustación
Este es un plato que se sirve frío, normalmente como un entrante, pero que puede pasar a ser un plato único de una cena ligera si lo acompañamos, por ejemplo, de una buena ensalada. El vino que utilicemos para la elaboración puede ser un blanco seco o un espumoso. En mi opinión, un cava le sienta perfecto. La secuencia es la siguiente: abrimos una botella de cava y nos tomamos una copita mientras cuece el bicho. Le añadimos un chorrito al relleno y lo que quede… para acompañar la comida. ¡La vida es bella!